
El pasado sábado 2 de Mayo, tuve el acierto de acercarme al circuito del Jarama y presenciar la movida que habían preparado, entre otros, la gente de Reale Seguros.
Varios factores se asociaron para que el evento fuera un éxito. Un Sol radiante, casi se puede decir que fue el primer día del año que nos hizo recordar lo que es un verano, normalmente me quemo el pescuezo por primera vez en la feria de Sils, curioseando de puesto en puesto, pero este año ha sido en Madrid.
La coincidencia en fechas con las carreras del mundial en Jerez y ser la primera vez que se organiza un evento de este calibre en nuestro país, restaron afluencia de público, pero egoístamente, tengo que reconocer que todo esto fue propicio para acceder al paddokc y boxes con total tranquilidad, además de facilitar el acercamiento a motos y pilotos. Los organizadores anunciaban mercadillo, pero los puestos dedicados a la venta de motos y repuestos, se contaban con los dedos de una mano, escaso pero de mucha calidad, es lo normal, porque a la semana siguiente estaba prevista la celebración del Retromóvil en el mismo Madrid.
Pero lo mejor fue disfrutar de la diversidad de pilotos y motos que pudieron rodar hasta 6 tandas de 20 minutos durante el sábado y domingo en el mítico circuito del Jarama.
Imágenes y sensaciones que recordaré durante mucho tiempo y que intentaré describiros en estas líneas. Empiezo con el Yamaha Classic Racing Team, con un despliegue de medios dignos de una prueba del mundial, motos campeonas del mundo en perfecto estado y puesta a punto, pilotos míticos como Rod Gould, Dieter Braun, Syeve Baker, todos totalmente accesibles, y la velocidad que alcanzaban en la recta de tribunas, ponían los pelos de punta. La simpatía sin límites de Champi Herreros y sus motos oficiales, las escuadras italianas con motos que sólo conocíamos en fotografías, Patton 500, Benelli 4 cilindros, MV Agusta. El club Impala con sus preciosas Montesas. Los Romero midiendo la temperatura de las culatas de sus TSS con pistola láser, al finalizar cada tanda.
Aficionados ingleses, franceses, alemanes y muchos españoles, todos entusiasmados con el evento y con gran diversidad de motos, Suzuki RG 500, Norton Max, Tritón, Scout, BMW, Harleys de la Guardia Real y por supuesto Montesas, Bultacos y Ossas. Motores abiertos, ruido ensordecedor de los megáfonos cuatro tiempos, humeantes dos tiempos, preparaciones de alto nivel, apaños con alambre, rituales de puesta en marcha. Todo unido daba al evento un ambiente extraordinario. Al finalizar la última tanda del sábado, el entorno incomparable del circuito del Jarama, el silencio y todo lo vivido, me hizo abandonar con premura el recinto, antes de sufrir el síndrome de Stendhal con tanta belleza. Si el año que viene se repite, no te lo pierdas.