
Esta es la historia del intento de evolucionar de la firma Valenciana BJR; que tras veinte años de comercializar buenas motocicletas de mecánica propia, vio aplastado el intento de lanzar su primera máquina de cuatro tiempos por la criba despiadada del mal llamado “plan de estabilización nacional”. Una ocurrente genialidad cuyo principio básico era descongestionar el mercado de firmas… autóctonas; mientras que los grandes del exterior se establecían en nuestro territorio bajo licencia. ¿Proteccionismo industrial en España?… ¡ Baaah…!
… por que en realidad, a lo largo de toda nuestra historia, tratar de poner en el mercado los productos extraídos de nuestra propia tecnología; en este país, ha sido un reto de titanes, solo logrado por unos pocos valientes. No lo puedo evitar, cada vez que oigo hablar del proteccionismo industrial que había dentro de nuestras fronteras… me pongo enfermo, y me da la impresión que de pocos es sabido que las pequeñas firmas motociclistas, tenían que sustentar su casa sin apoyo gubernamental: tanto a nivel técnico como económico o estructural de mercado.
Ejemplo de esto, fueron las industriales locales que se formaron a lo largo de todo nuestro territorio, cuya finalidad era la de abastecer de medios de locomoción a los ciudadanos de sus zonas limítrofes y que sucumbieron durante la crisis de finales de los cincuenta; mientras que las poderosas firmas extranjeras, gracias a la concesión de sus clásicas licencias de fabricación se afianzaban en la colonización de nuestro territorio o simplemente introducían sus productos de estraperlo, saltándose a la torera todas las normas de nuestro mercado interno.
En el presente estudio, voy a referirme a una firma motociclista de la zona Mediterránea; concretamente de Valencia, donde multitud de firmas autodidactas como Setter, ASB, Villof, Romar, RMH, etc… suministraron durante décadas aquellos medios de transporte de personas tan deseados por la población llamados motocicletas. El fabricante de la motocicleta que os traigo en este número, firmaba sus máquinas con las siglas BJR. Sus instalaciones estaban ubicadas a escasos 40 Km al sur de la Capital del Turia; concretamente en una población que tiene por nombre Algemesí, que es la capital de la Comarca de la Costera.
El fundador de esta firma fue don Bautista Espulgues, un mecánico de pura raza, que a lo largo de su andadura profesional, se había forjado una buena reputación como experto en la reparación de los pocos vehículos que habían sobrevivido a la guerra civil. Esta ocupación, en realidad era una difícil tarea, pues en aquellos años la existencia de recambios era nula y todas las deficiencias de los autos, se tenían que subsanar con pocos medios y mucho ingenio.
Gracias a los conocimientos adquiridos en la constante fabricación de piezas, don Bautista se vio capacitado para… tras ver las necesidades de locomoción de su zona, animarse en 1942 a fabricar un pequeño motor de 100 cc a ciclo dos tiempos, dotado de transmisión directa; cuya finalidad era la de proveer el mercado de bicicleta de un propulsor de bajo costo, con el que no se tendría que pedalear para ir de un sitio a otro. Aquel ingenio fue denominado como Modelo A y la firma fabricante fue denominada por su creador como Baesal; contractura que se obtenía de fusionar las palabras BAutista-ESpluges-ALgemesí, denominación que acompañaría a los productos fabricados por don Bautista durante casi diez años. No tardaría mucho esta firma en mejorar su producto inicial, lanzando en el año 1944 el modelo B. Se trataba de un motor mejorado, que actuaba igualmente sobre la rueda trasera. Posteriormente, en 1947 llegó al mercado el modelo C, que rebajaba la cilindrada hasta los 65 cc. En esta ocasión, se trató de un velomotor completo, que estaba dotado de una ligera suspensión delantera de paralelogramo, con la que la bicicleta sobre la que se había basado comenzó a adquirir trazas de moto. El prestigio ganado por el buen funcionamiento de estos motores y la buena perspectiva del creciente mercado que se avecinaba, condujeron a don Bautista a pasar a mayores.
En 1950 formó la compañía BJR: nombre que en esta ocasión extrajo de tomar las iniciales de sus tres hijos, que eran Bautista, Juan y Rafael. La primera máquina fabricada bajo el nuevo nombre fue el modelo D. Se trataba de un ligero ciclomotor dotado de la mecánica del tipo C de Baesal, que montaba una suspensión delantera fabricada en chapa estampada y que aspiraba a poco. En línea con su política de progresión y viendo que la clientela demandaba verdaderas motocicletas, don Bautista cesó la fabricación de velomotores, para dedicarse de lleno a crear verdaderas motocicletas.
El resultado fue que en 1952, nuestra firma protagonista puso en el mercado una buena motocicleta de 125 cc, que rendía 5 CV de potencia máxima; cuya parte ciclo, aunque en su eje trasero adolecía de suspensión, en el delantero montaba una orquilla telescópica. Aquella máquina le permitió codearse con las marcas que más estaban creciendo de modo general a nivel nacional, como Montesa, OSSA, o Lube.
Tan solo al año siguiente, la progresión de este modelo se basó en dotar de mejoras su parte ciclo instalando en la parte trasera amortiguación por eje oscilante. El nuevo modelo fue llamado EF 125. Durante el siguiente ejercicio, esta máquina recibió grandes mejoras que se centraron de nuevo en su bastidor; adquiriendo la suspensión trasera que trabajaba por basculante; además de alguna variación mecánica, como la adopción del sistema térmico que tan de moda se puso por aquellos años, consistente en colocarle al cilindro dos tubos de escape. El equipo de frenado también se benefició, al adquirir tambores de superior diámetro. Habría que esperar hasta 1955, para que con la llegada del modelo XZ de 125 cc, el público pudiese admirar la primera BJR diseñada con estilo. Esta versión fue inmediatamente precedida de su hermana mayor: la XZ 175 cc y posteriormente en 1956 por la YZ de la misma cilindrada, que sería la motocicleta más vendida de esta firma, gracias a su económico precio, que se situaba en 19.200 pesetas. Llegado el año 1957, la crisis anteriormente citada, obligó a Espulgues a introducirse de nuevo en el sector de la moto económica; lanzando al mercado el ciclomotor VZ 44, que fue un fiasco de ventas. Entre tanto el desarrollo de su modelo de 175 a ciclo cuatro tiempos, es decir la motocicleta que analizaremos en el presente estudio, iba avanzando con éxito y su prototipo fue presentado en la feria de Barcelona del año 1958; donde suscitó mucho interés ante el publico congregado; a la vez que las revistas especializadas del sector se hacían eco de ella… aunque finalmente por falta de medios para lanzar su producción a la serie, esta máquina no sería comercializada. Los años siguientes fueron muy duros, pero no solo para BJR, si no para toda la industria de la motocicleta que lentamente se había desarrollado en nuestro país.
Como dije anteriormente, la crisis de finales de los cincuenta ayudada por el mal llamado “Plan de estabilización Nacional”, fueron minando el camino de las pequeñas fábricas locales, que tuvieron que ver como, por la capacidad de resistencia que tenían las grandes firmas nacionales y por… solo dios sabe que… las franquicias extranjeras, se apoderaban del mercado; hundiéndoles toda posibilidad de supervivencia. El cese de la fabricación de las motocicletas de BJR tuvo lugar en 1962, tras subsistir varios años vendiendo sus viejos modelos.
Don Bautista Espluges dejó como legado algo más de 5.000 motocicletas en los veinte años que permaneció activa su firma. Posteriormente las instalaciones fueron vendidas y se adaptaron para la fabricación de maquinaria agrícola… como no, de tecnología extranjera. Como podéis comprobar, la costumbre de que las marcas nacionales sean arrasadas o caigan en manos de capital extranjero, comenzó hace muchos años y… todavía no hemos aprendido nada.