
La popular y desarrollada multinacional Piaggio, nacida en el año 1884 en Sestri Ponente a las afueras de Génova y de la mano de Rinaldo Piaggio, posee tras de sí una admirable historia que no podemos obviar.
Si por una de aquellas casualidades programáis vuestras vacaciones por la Toscana italiana, tenéis el “deber y la obligación” de acercaros a la pequeña ciudad de Pontedera donde se encuentra el mencionado museo.
Llegar hasta el Museo Piaggio es fácil, incluso para los que pasamos de gepeses. Una vez en Pontedera, las indicaciones del museo te llevan a él sin problema, están por todas partes, se nota el peso de PIaggio en el municipio. Las instalaciones montadas de tal manera que es comodísimo su acceso, incluso existe un amplio parking para los visitantes.
Situado en la misma fábrica y que por cierto, es toda una declaración de intenciones, nada más ver la entrada la adrenalina me sube de forma refleja. No sé si esto será muy normal, pero siempre que me acerco a un museo de motos me sucede lo mismo. Inaugurado el 29 de marzo del 2000, el Museo Piaggio ocupa 3000 metros cuadrados de la antigua Attrezzeria, uno de los tinglados más antiguos de Pontedera. Fue diseñado por Andrea Bruno, a fin de preservar la memoria histórica de una de las empresas más importantes de Italia.
El museo es totalmente gratuito, incluso el parking, y la distribución de sus espacios es ejemplar. Tras rebasar el enorme patio de aspecto industrial que precede a la entrada, varias de las piezas más representativas de la historia Piaggio nos dan la bienvenida. Un pequeño aeroplano, una tractora de un tren de cercanías con su espectacular carrocería de acero inoxidable y dos Vespas con su equipamiento original que dieron la vuelta al mundo. El recorrido empieza en el archivo histórico de la fábrica. Allí hay una gran cantidad de documentos, planos y fotografías, a disposición de curioso e investigadores. Me llamó la atención lo cuidada que está esta sección, incluso hay unos cómodos pupitres con el sobre de vidrio, a través de los cuales se pueden apreciar los diferentes papeles expuestos. A lo largo de todo el pasillo y tras los mencionados pupitres, unas ordenadas estanterías acumulan casi toda la historia de la fábrica. Pero en este caso, para consultar dichos archivos, deberemos solicitarlo a la dirección del museo, que por cierto en el año 2003, recibió el prestigioso premio Empresa y Cultura como el mejor Museo y Archivo de la Empresa en Italia.
Antes de avanzar más por el museo vale la pena mencionar que no sólo veremos Vespas allí. En la factoría de Pontedera se fabricaron un importante número de artilugios móviles para el desplazamiento humano.
La historia de la automoción italiana y mundial, le debe mucho a Piaggio. Su archiconocida Vespa, aun en pleno auge, fue el producto que lanzó a la fábrica al estrellato mundial, toda una leyenda. Por ello el museo dedica una amplia parte de su exposición a este entrañable scooter. El siguiente espacio con que nos encontramos, es una amplia sala en la que destaca una enorme estantería repleta de diferentes Vespas de todas las épocas, almacenadas unas sobre otras pero cada cual en su casilla correspondiente, simplemente genial.
A partir de aquí todo lo demás está expuesto de manera conjunta, así que es fácil moverse por el museo apreciando la variedad de artilugios expuestos.
A pesar de que muchos piensen que las Vespas no son exactamente motos, hay que tener en cuenta, que este revolucionario medio de transporte ha representado un importante avance en la calidad de vida de muchas personas en el mundo entero. Su módico precio venta público, el bajo mantenimiento y la facilidad de manejo, han sido sus principales armas comerciales. Erigida como el vehículo utilitario por excelencia, la Vespa fue utilizada como punto de partida para diseñar una amplia gama de vehículos de trabajo. Si vamos de viaje a la India, por poner un ejemplo, veremos que allí los taxis más utilizados son los pequeños triciclos denominados rickshaw, diseñados por Piaggio y fabricados en la mismísima India.
El mercado más importante de Piaggio se encuentra precisamente en los países orientales. Como era de esperar en el museo veremos una amplia gama de modelos de Vespas de todas las épocas, algunas de competición incluso ediciones especiales con diseños de personajes tan ilustres como Salvador Dalí. Desde la Paperino de 1943 hasta la GTS 300 Super de hoy, pasando por algunos modelos tan emblemáticos como la 98 Corsa de 1947, la 125 Sei Gorni de 1951, las curiosas versiones militares o la famosa Vespa Primavera. Merece una mención especial la PX “Trafeli”, una autentica limousine con forma de Vespa. Piaggio también hizo sus pinitos en la velocidad pura. Dos cazarecords, el Montlhery de 1950 y el Siluro de 1951, nos recuerdan que este tipo de gestas, eran muy importantes para el prestigio de las fábricas. Lo curioso de este museo, es la variedad de vehículos que se pueden apreciar. Incluso aquí, los amantes de la aviación podrán apreciar piezas realmente bonitas y curiosas. Una de las que más me llamó la atención, fue el “Vespa Alpha”, un autogiro monoplaza plegable de un ingenio admirable. Además de dos impresionantes motores en estrella de 4T, producidos para propulsar aviones de guerra. Uno de 7 cilindros y otro de 14, el P.XI RC 40 de 1936 que rendía, nada más y nada menos que 1.000 CV de potencia. ¡Bestial! La colección que veremos en el Museo Piaggio, incluye más de un centenar de modelos de vehículos, motores y diferentes piezas mecánicas.
Italia es uno de los países más ricos en cuanto a historia de la moto se refiere. El Museo Piaggio representa un eslabón muy importante dentro de esta cadena.
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